Alzamos la voz para dar a conocer un nuevo Centro Social habilitado en Aranjuez por sus vecinas, llamado La Karola. Hemos querido ofrecer una alternativa de ocio y un espacio seguro para todas aquellas que lo hayan buscado o les pueda interesar conocer.
Esto, en parte, se debe a la ausencia de lugares a los que optar por interés cultural o de ocio que hay en Aranjuez. Queremos reivindicar la necesidad de abrir un espacio autogestionado al que poder acceder sin tener que pagar por el tiempo libre o sin tener que salir a la capital de la provincia, para lo cual el transporte ya es un limitante económico y de tiempo. En Aranjuez los pocos espacios de cultura y ocio que hay se han visto mermados por situaciones como la pandemia y la borrasca Filomena, viéndose obligados a cerrar. Consideramos de gran importancia que las jóvenes (y no tan jóvenes) puedan acudir a lugares comunes donde poder pasarlo bien sin necesidad de ir a casas de apuestas o de consumir drogas. Damos valor a la unión de las diferentes vecinas para romper las barreras generacionales y poder dotar de vida a un espacio que no delegue ni en el Estado ni en el mercado.
Concretamente, la Karola es un lugar que actualmente pertenece a una inmobiliaria. Empresa que ha caído en bancarrota ya 3 veces, y en esta última, tras un concurso de acreedores, la inmobiliaria ganó nombre y apellidos, (ya que es una sociedad limitada unipersonal): Javier Bazaco Francia. Un empresario propietario de más de 19 empresas en total, y en concreto, esta inmobiliaria, tiene una deuda con las SAREB, un reconocido fondo buitre en el país. Por lo que sale a relucir toda esa red de especulación en la que se vio envuelta la propiedad del lugar, con la única intención de sacar un beneficio económico y haciendo oídos sordos a todas aquellas personas que buscan un espacio en el que guarecerse. Se aprovechan una vez más de tener poder y adquisición económica para ir adueñándose poquito a poquito, cada vez más, del mundo.
En un sistema capitalista democrático en el que al poder lo que le interesa es sacar tajada de cualquier oportunidad por la cual gane dinero, hará lo posible por apropiarse de todo lo que se le ponga por delante. Por y para ello, actuará mediante la represión hacia aquellas personas que okupan, ya sea para una vivienda o para un centro autogestionado. Es evidente que quien okupa preocupa, pues es un manchurrón en la imagen de pulcritud que quiere dar el Estado, es alguien que cuestiona y se niega a ser sometida por el dominio del mercado. Y como el sistema, que tiene la fuerza, busca por todos los medios deshacerse de personas salidas del rebaño, las reprime: con desahucios, encarcelamientos y asesinatos.
Solo desde 2008 hasta hoy se han producido casi un millón de desahucios, lo cual lleva a la inevitable inseguridad a multitud de familias o individualidades, las cuales han podido sufrir físicamente los golpes de la brutalidad policial o la mezquindad de los neonazis de Desokupa y sus símiles. Son abrumadores los casos de personas detenidas, por no hablar de las posibles secuelas psicológicas que produce el verse en situación de precariedad y desamparo tras un desahucio.
Se nos llama delincuentes a quienes hacemos frente a los desahucios, a quienes buscamos el apoyo mutuo para conseguir entre todas cubrir nuestras necesidades básicas. Como libertarias buscamos la expropiación de los lugares colectivos, queremos luchar por sacar de las garras de los bancos esos espacios que nos pertenecen, pertenecen a la gente de la calle, a la gente como nosotras que busca la autogestión, la colectividad y el no delegar. Por ello, queremos aproximarnos entre todas las vecinas e ir construyendo poco a poco una sociedad autogestionada, derribando todo aquello que nos implantaron y aprender todas juntas.